EL AMOR ES MAS FUERTE

A pesar de ser un martes a las 21 hs, el hincha de Quilmes dejó todo para copar el Estadio Centenario. Una vez más, los Indios Kilmes mostraron su fidelidad y como nos dijeron en la previa, “ hoy venimos por los colores”. Aldo Duscher planteó un 11 titular distinto a lo que nos tiene acostumbrados, con la inclusión de Enzo Kalinski y Gabriel Carabajal. 



En los primeros minutos, el Bohemio salió a tener la posesión e intentó ganar confianza en un terreno adverso. Poco después, Carabajal ya había tenido dos buenas apariciones y comenzaba a ganarse los aplausos en su gran debut con la blanquita.

Quilmes empezó a ser más punzante con algunos disparos desde afuera que se iban lejos, pero por lo menos mostraban carácter. Sin embargo, a los 15 minutos del partido, Jonatan Bauman -ex Quilmes- quedó mano a mano con Esteban Glellel pero la mandó afuera y desaprovechó una de las más claras del partido. 

A pesar de que la jugada con más peligro fue del visitante, el equipo dirigido por Duscher siguió generando jugadas colectivas, culminando con disparos que se iban lejos. Hasta que a los 24 minutos, con una conducción rápida de Marcos Roseti y una apertura hacia la izquierda, Carabajal sacó un derechazo al ángulo y convirtió un gran gol en su presentación frente al pueblo cervecero. 

Tres minutos después, Caín Fara perdió la cabeza y le propinó un golpe en la cara a Carabajal, por lo que el central de Atlanta se fue expulsado y agrandó aún más el debut del jugador proveniente de Sarmiento. 

Los de Villa Crespo estaban golpeados y el Cervecero siguió presionando y atacando. Tan así que luego de un buen centro de Ramiro Martínez, Roseti enganchó al arquero, remató con su zurda pero José Gómez la sacó en la línea. 

Llegó el final del primer tiempo con un Quilmes muy superior a su rival, distinto tanto en juego como en actitud a lo que vimos en los anteriores partidos. Cabe destacar el buen rendimiento de Carabajal, quien había entrenado 3 veces con sus compañeros.

El encuentro ya estaba caliente y ambos equipos salieron agresivos en lo futbolístico. Luego de algunos ataques del local, en una pelota parada de Atlanta, hubo una duda en la defensa de Quilmes y Glellel paró una gran pelota. 

Seis minutos después, Carabajal iba a ser reemplazado sin antes eludir a un defensa y gestar un disparo que pasó cerquita del palo. Duscher metió un doble cambio: Kaprof por Carabajal y Capano por Kalinski, de buen partido. Minutos después, el técnico de Quilmes agotó variantes muy rápido e ingresaron Mirko Juarez, Edwin Schulz y Camilo Machado por Allende, Coronel y Roseti.

Luego de las sustituciones, el Cervecero comenzó a segregarse en su área y dejó avanzar al equipo rival con algunos centros imprecisos. A los 25 minutos, tras un error garrafal de Esteban Glellel por intentar descolgar un centro, se le escapó la pelota y Bisanz puso el 1 a 1.

El partido siguió trabado y la hinchada comenzó sus reproches al grito de “me parece que Quilmes no quiere ganar, tiene ganas de cobrar”. Poco después, Rodrigo Moreira cabeceó al arco y Glellel se redimió salvando el 2 a 1.

 A los 48 minutos, luego de un centro de Machado, Schulz se la bajó a Capano y este puso el 2 a 1 con un grito agónico y desesperado. Nada más lindo que ganar, pero más todavía si es gracias a los nuestros, los de Alsina y Lora. En el festejo, Duscher gesticuló mirando hacia la platea que no le gusto al hincha.

Ya en el final del partido, Tomás Rojas se fue expulsado en Atlanta y tras el pitido final comenzó un final escandaloso, lleno de golpes y expulsiones que intentaron opacar la fiesta que había en el Centenario de manera bochornosa. Dentro del conflicto estaba Camilo Machado, el cual fue suspendido por 4 fechas tras golpear a Dellarosa. Sin embargo, este se la devolvió en la entrada de los vestuarios. 

Con esta victoria, Quilmes se posiciona décimo en la tabla, a 3 puntos del reducido y a 6 de la zona de descenso. El próximo partido será frente a Racing de Córdoba el lunes, en el estadio Miguel Sancho, con la transmisión en vivo de El Fútbol de Quilmes. 

Por Facundo Inda.